¿Qué valor le doy a mi equipo?
Esta tarde pasé por una
carpintería, de esas que había antes en cada barrio llenas de virutas de serrín
y repleta de muebles esperando a ser barnizados y colocados en un hogar. Venía
paseando por la ciudad tras un día de trabajo ajetreado, tras una jornada donde
nuevamente el equipo de trabajo a pesar de los esfuerzos no terminaba de
encajarse, como si de un puzzle donde faltan piezas se tratase no alcanza el
dibujo original....”Yo soy así”..”Pepe no se da al 100% en las tareas
laborales”..”el jefe solo sigue sus reglas o piensa en él”..”menuda estupidez,
cuando está claro lo que hay que hacer...”...¿quién no ha escuchado o
pronunciado esas frases alguna vez?....
Al mirar esta tarde a la
carpintería, al escuchar el sonido del martillo y recordar ese olor de las
virutas de la madera recordé un viejo cuento que me regalaron hace un
tiempo....
Cuentan que en una carpintería hubo una vez una extraña asamblea.
Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El
martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que
renunciar. ¿La causa?...Sencillamente "Hacia mucho ruido" y, además,
se pasaba todo el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el
tornillo, -dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la
expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía
fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, con la condición de que
fuera expulsado el metro, que siempre se la pasaba midiendo a los demás según
su medida, como si fuera el único perfecto. En eso entró el carpintero, se puso
el overol e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo.
Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la
deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el Serrucho y dijo:
"Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero
trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no
pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de
nuestros puntos buenos". La asamblea encontró entonces que el martillo era
fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y
limpiar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron
orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
¿Cómo funcionaría nuestro equipo si en vez de enfocar desde nuestras
debilidades, tratamos de unir nuestras fortalezas? Las mías, las de mi
compañero..las de mi jefe..
¿Qué valor quieres darle a tu equipo?
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