¿Vivimos con dignidad?
Cuantas veces escuché “¡no seas tan digno!” , y ese reproche se quedó en mí hasta hacer que aceptase vivir con normalidad muchas situaciones en las que permití que existieran verdugos, mendigué y no supe retirarme a tiempo antes de malherir el alma. Confundí la Dignidad con el Orgullo, y ahora comprendo que son dos cosas distintas. El orgullo se alimenta del miedo, mientras que la dignidad lo hace del amor que se nutre del respeto a uno mismo. He aprendido que Dignidad es regentar nuestro propio destino, es saber quienes somos y cual es nuestra escala de valores, como lo es, a su vez, poner limites tanto a asuntos propios como ajenos sin mezclarnos o enredarnos en mendigos emocionales. Ahora, soy digno para saber callar a tiempo.... para saber hablar usando las palabras apropiadas y fomentando el respeto del alma. para saber cuando es tiempo de siembra y cuando lo es de recogida y celebración para saber estar a solas, en compañía de la soledad del alma, y no mendig