¿Cómo te relacionas con tu niño interior?


HOY MI PELÍCULA LA ELIJO YO

Ayer paseaba por el barrio en dirección a mi casa y justo al doblar la esquina del cine, observé como un niño de unos cinco años estaba solo junto a la taquilla. Su imagen hizo que me detuviera y empezara a observarlo. Su cara mostraba tristeza, con los cejas arqueadas hacía abajo y sus hombros caídos hacia el frente. Fijándome en sus ojos casi se percibía alguna lagrima y sus mofletes eran de color rosa lo que daba a entender que no hacía mucho que había llorado. Su cuerpo casi no se sostenía y mientras lo miraba se sentó en el escalón a la entrada del cine. La gente entraba y salía del edificio y apenas se paraban en aquel niño que mantenía la cabeza erguida con mucho esfuerzo. De repente miré el reloj..¡llevaba más de un cuarto de hora observando al niño!...miré hacia mi portal y marché en ese sentido. Casi al llegar a casa vi un cártel pegado en la librería de enfrente y me detuve a leerlo. Anunciaban un libro llamado  “Mujeres que corren con lobos” de la autora Clarissa Pinkola y en el aparecía el siguiente texto; 

Abraza la soberbia que hay en ti, porque detrás de ella hay un niño no querido.
Abraza la exigencia que hay en ti, porque detrás de ella hay un niño que no ha sentido el Amor.
Abraza al “agradador eterno” que hay en ti porque detrás de él hay un niño rechazado.
Abraza la ira y el enojo que ay en ti, porque detrás de ella hay un niño abandonado.
Abraza al solitario que hay en ti, porque detrás de él hay un niño excluido y discriminado.
Abraza la desgana, la apatía, la falta de sentido, porque detrás de todo esto, está tu niño padeciendo ser quién no es....Los niños que habitan dentro de nosotros, están empezando a manifestarse y esta vez no pararán hasta ser escuchados..
Por favor, desde lo más profundo de mi corazón te pido, no los silencies más....


Sin más, me acordé del niño a la entrada del cine. No se como pero mis pisadas empezaron a dirigirse hacia las taquillas y en un portal antes de llegar a ellas, me detuve y volví a observar....

¿Cuántas veces me sentía como aquel niño? ¿cuántas veces mis ojos querían llorar y casi ni sabía por qué? Clarissa hablaba de la apatía...¿cuántas veces me sentía así?...empecé a pensar en aquel niño y la cantidad de promesas que seguro le hicieron sobre la película que verían aquella tarde en el cine. ¿quién le habría dejado plantado en aquella cita? ¿cuántas veces le habría pasado lo mismo? ¿cuatro, cinco...más de seis o siete veces?....su mirada reflejaba desconfianza...¿cuántas veces no habrían cumplido lo prometido con él?.....De repente, mis ojos empezaron a humedecerse y una lágrima se derramó por mi mejilla.....

¿Cuántas veces he dejado plantado a mi niño interior en las taquillas de un cine? ¿cuántas promesas le hice que luego no cumplí creyendo que no tendría repercusión? ¿Mi niño confiaba en mí? ¿cuántas veces lo hice callar prometiéndole algo que no cumplí?....iba a cuidarme haciendo deporte, iba a perseguir mis sueños, iba a quererle respetándole, iba a ser íntegro, le prometía a diario que sería consecuente....¿cuantas metas escritas en un papel se quedaron colgando de aquella chincheta oxidada de la cocina?......

...Al mismo tiempo que me hacía estas preguntas me saltaban automáticamente las respuestas....noooooo, noooo..Gali! que noooo!!!....

No cumpliste porque tenías que  hacer tal o cual cosa...eran más urgentes que todo eso....ya tendrías tiempo de ejecutar todas esas promesas....mientras que yo solo fabricaba excusas...la apatía llegaba, la desilusión ocupaba el espacio de la energía y las ganas de tomar acción....la alegría se volvía tristeza y el “tener que” reinaba sobre la elección diaria....Sin darme cuenta!, estaba junto a las taquillas, sin casi notarlo había abrazado a aquel niño y me disponía a entrar en el cine con él. ...

Caminamos juntos hacía las butacas, nos hartamos de palomitas, él eligió la película sin importar si era famosa, si era aquella de la que todo el mundo hablaba...solo vimos aquella que más nos gustó...y la disfrutamos!. Cuando iba para casa aun era capaz de oler la humedad de la sala del cine, el sabor salado del maiz y las carcajadas de mi pequeño amigo.....mi pecho iba hinchado de amor, mi garganta saboreaba la verdad y mi rostro reflejaba la alegría. Había hecho las paces con aquel niño que había olvidado...con aquel niño que un día descuidé en la puerta de un cine. 



¿y tú? ¿como te relacionas con tu niño? ¿Sigues prometiéndole cosas que no vas a cumplir? ¿qué pasaría si empezaras a escucharlo y a echarle cuenta? ¿y si empezaras de nuevo a ver películas con él?.....






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