¿Aceptas o te resignas?


Hoy cuando paseaba por  la oficina, o miraba a la gente en el autobús, o simplemente escuchaba una conversación de un amigo..en muchas ocasiones el tono del mensaje era de resignación. Ni me acuerdo la cantidad de veces que he escuchado “es que no se puede hacer nada”, “estoy harto de mi jefe”, “vaya equipo de trabajo que me ha tocado”, “que mala suerte tengo”....y la frase preferida por muchos, quizás muy heredada de la cultura judeocristiana de la cual venimos “HAY QUE RESIGNARSE”. El carro de la resignación lleva implícito la parálisis, la pasividad, la falta de acción. 



¿Os acordáis de cuando jugamos a un juego de cartas? Nos tocan las cinco cartas de una partida...¿y que hacemos? ¿es que acaso no robas buscando una mejor carta? ¿te rindes con la primera mano de cartas o juegas la partida con las cartas que tienes intentando sacar el máximo número de puntos?. Si todos jugamos esa partida,  ¿por qué en el trabajo, en la familia, en las relaciones con amigos, en nuestros sueños, en muchas áreas de nuestra vida nos plantamos nada más repartir las cartas?. Ante la resignación, aparece LA ACEPTACIÓN. Esta aceptación lleva de la mano la acción y supone el sacar el mayor número de puntos con las cartas que nos tocaron....el JUGAR esas cartas. Si no te gusta la relación con tu jefe, con tus compañeros de trabajo, con tu familia, con tus amigos, ¿qué haces por sacar el mayor partido de esas relaciones? ¿sacas el mayor resultado de las cartas que te tocaron o simplemente te resignaste a perder la partida?.

YO HOY QUIERO JUGAR, NO QUIERO SIMPLEMENTE VER COMO LOS DEMÁS JUEGAN....¿Y TÚ COMO LO HACES?

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