¿Y tú?..¿Que quieres?


......¿Y TÚ?.. ¿QUÉ QUIERES?...

.........”Hace algunos años, cuando era pequeño mi madre me apuntó a un curso de cocina. Aun recuerdo los nervios de aquel primer día, la suavidad del abrigo para protegerme del frío aquella mañana invernal, el olor a dulce de la clase al entrar, e incluso la voz de la profesora que me animaba a dejar la cartera y ponerme el delantal. Que gran día!!!..Aprendí a hacer un bizcocho de galletas y aunque quizás no fue el más original, ni siquiera el más vistoso cogí a las tres de la tarde mi postre y lo llevé a casa cual costalero lleva a su Cristo en Semana Santa, cuidando el movimiento al andar.

Mi madre, ansiosa por el resultado y tras mis continuos ruegos hizo de catadora de mi primera obra culinaria. Puaaaajjjjj!! Que malo te ha salido!, me dijo. No le has echado azúcar y el chocolate está muy ácido. Mi cara cambió y mi bizcocho que hasta entonces era mi tesoro pasó a ser la desilusión del día. Sin embargo, no cedí y continué yendo a clase de cocina durante todo el curso. Viernes tras viernes, volvía a casa cual madre con su bebé en el brazo tras salir del paritorio; y viernes tras viernes mi madre nunca supo apreciar mi postre.

Han pasado muchos años, quizás demasiados y mi cocina está casi sin estrenar. Es esa parte de la casa que no me gusta utilizar y cuando la miro..sí, sí...¡es muy bonita, dicen todos!, pero a mí siempre me huele mal, su color aun siendo claro me lleva a la oscuridad de la tristeza y la nostalgia, y tocar alguno de sus muebles me da escalofríos.

Me acostumbré a almorzar en la calle, ya fuera en casa de un amigo, en el bar de al lado del trabajo o un bocadillo sentado en el parque. Todo menos en mi cocina.... ........

Un día!! Sentado en la plaza con mi bocata y mi lata de refresco, volví la mirada y estaba allí. Era un Sherpa, alguien que dedica su día a día a mover a otros, me miró como nunca lo había hecho nadie...sentí su mirada como entraba en mi interior, como invadía mi espacio y sentí como si encendiera con ella la mecha que llevaba tiempo apagada. No dijo nada, solo me hizo dos preguntas, ¿Siempre comes aquí? ¿Es que eres un mal cocinero?....todo mi cuerpo empezó a temblar, los recuerdos bombardearon mi cabeza...¡NO PUEDO...COCINAR!...

¿cuántas veces lo intenté de nuevo tras aquellas clases?...si algún día cierran los demás no cocinaran...¿dónde comeré?....vi las cadenas que arrastraba y las etiquetas que llevaban...¡ NO PUEDO!, ¡NO VALGO!, SOY INCAPAZ....YO NO SOY BUENO PARA ESTO...... ......¿y tú?.. ¿Que quieres?... ¿Quieres hacer un cambio en tu  vida?....¿Quieres seguir en el recuerdo o quieres intentarlo? “No se puede atravesar el mar simplemente mirando el agua”

Hoy, la cocina es el corazón de mi casa y disfruto invitando a mis amigos a saborear todos mis postres.

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